Viviendas industrializadas, el futuro se hace presente
Por José Ignacio Esteban, director general de Avintia Industrial
En poco más de un año, nuestras vidas han cambiado completamente. El SARS-CoV-2 ha marcado un antes y un después a nivel mundial. La nueva normalidad imperante ha llegado para quedarse, al igual que los cambios y la incertidumbre que la acompañan. El año 2020 ha supuesto un antes y un después para todas las personas y todos los sectores, incluido el de la construcción.
Las prioridades y las necesidades que estaban surgiendo en las últimas décadas se han impuesto con esta crisis sanitaria. A esto se le suman las nuevas formas de relacionarnos y consumir, así como la evolución de nuestras expectativas sobre cómo queremos que sean nuestros hogares en un futuro próximo, ya que algo que se ha acentuado en esta pandemia ha sido la necesidad de unas viviendas más acordes a nuestras necesidades y más saludables, en términos de eficiencia, responsabilidad y sostenibilidad.
A pesar de esta crisis, el sector de la construcción sigue siendo uno de los motores de recuperación de la economía, y espera serlo una vez más, sobre todo, si tomamos las medidas necesarias para hacer del sector un modelo de negocio sostenible económicamente, con la sociedad y con el medioambiente a través de la construcción industrializada. Hasta ahora, la construcción siempre ha tenido el comportamiento de un sector tradicional, donde su evolución hacia la digitalización ha sido mucho más pausada en comparación con otros sectores donde sí se ha producido a un ritmo vertiginoso, como puede ser el financiero o bancario. Sin embargo, una vez que ha cogido impulso hacia la industrialización, se ha visto que es la solución a los problemas y carencias que lastraban a la construcción.
La vivienda industrializada en España ha vivido un crecimiento en el último lustro mayor que cualquier otro fenómeno que se haya producido -hasta este momento- en este sector tan tradicional. Aunque apenas suponga un 1% de la construcción en nuestro país, y estemos muy alejados de las cifras de otros países europeos, la tendencia al alza y la previsión de proyectos de construcción con este sistema nos hace pensar que no es una tendencia aislada y accidental, sino que estamos hablando de presente, no ya del futuro de la construcción en nuestro país.
Todo ello se debe a las múltiples ventajas y oportunidades que proporciona la construcción industrializada y que dan la oportunidad de responder a las nuevas necesidades e inquietudes de la sociedad.
La sostenibilidad es uno de los ejes diferenciales de este tipo de construcción, ya que la construcción de estas viviendas permite reducir hasta un 30% los plazos de entrega y cumplir con los compromisos financieros, así como abordar la sostenibilidad desde una perspectiva más amplia, reduciendo un 60% los residuos que se generan en las obras y aportando soluciones a los problemas relacionados con la huella de carbono en la construcción, que supone un 40% de las emisiones de CO2 a la atmósfera. Además, el material sobrante puede reincorporarse a la cadena de producción gracias a la colaboración entre colaboradores, dando lugar a la economía circular y disminuyendo aún más el impacto en el entorno.
La preocupación por el medio ambiente ha pasado a formar parte de nuestra vida diaria, y la construcción, un sector tradicionalmente contaminante, también se hace eco de esta necesidad y asume su responsabilidad. Apostar por la construcción industrializada es una forma de cambiar esta tradicional tendencia para que un sector tan importante para la economía de España puede ser sostenible y consciente.
En general, todos los cambios e innovaciones que se están produciendo en los últimos años están acelerando de forma inevitable el sector de la construcción. La adopción de nuevos modelos y metodologías como BIM (Building Information Modeling) están permitiendo que todos los agentes que participan en el ciclo constructivo (promotor, constructor, industriales, arquitectos, ingenieros, consultores energéticos…) dispongan de toda la información necesaria y puedan coordinarse de forma eficiente durante el diseño, la construcción y el mantenimiento de la vivienda industrializada.
La construcción industrializada utiliza un sistema de análisis de datos e informatiza los procesos para conocer la necesidad de materiales que requiere cada obra. Así se plantean los planos y se desarrolla el proyecto conociendo de forma exacta y exhaustiva la cantidad de materiales que se van a necesitar en todo momento, optimizando todos los recursos sin dar opción al desperdicio de materias primas o excedentes.
Por eso, la vivienda industrializada irremediablemente ha de ser el presente, no un futurible. La facilidad y rapidez que ofrece hace posible llevar a término grandes proyectos como la construcción de residencias y hoteles con las mismas ventajas que los nuevos inmuebles, pues otra ventaja que plantea la construcción industrializada en cuanto a los proyectos industriales es que se hacen pensando en el proyecto de negocio que se desarrollará en el edificio. Así, gracias a los procesos de digitalización, industrialización y transformación tecnológica, tenemos la capacidad para crear edificios e infraestructuras con menor impacto ambiental, reduciendo los costes operativos a largo plazo, desarrollando entornos de trabajo más inclusivos y seguros y creando soluciones que generan bienestar y riqueza en los lugares donde se implementan.
Se reducen los precios, se reducen los tiempos de fabricación y, por ende, la puesta a disposición del inmueble. Acortando los plazos de ejecución es posible poner en rotación un activo en menos tiempo, una ventaja real que se traduce en la recuperación de inversiones y en la mejora de la rentabilidad del promotor al tener el proyecto antes de lo esperado, contribuyendo, además, a recuperar con mayor celeridad el crédito otorgado.
“Creemos firmemente en la necesidad de industrializar la construcción para que pueda ser una industria mucho más
dinámica, eficiente, flexible, responsable, profesionalizada y, sobre todo, sostenible”
Debemos concebir las crisis como oportunidades que, a su vez, nos llevan a superar nuevos retos. Y, ante este panorama, el mensaje es claro y contundente: debemos apostar por nuevas formas de hacer y crear industria, reactivando cuanto antes la economía española para seguir creciendo, con un tejido industrial sólido que se convierta en referente nacional e internacional y que sea solución a los actuales problemas medioambientales y socioeconómicos.
En este punto, queda claro que la construcción industrializada ha llegado para quedarse y nos ayudará a construir mejores viviendas, acordes a las necesidades de una nueva sociedad. Creemos firmemente en la necesidad de industrializar la construcción porque, solo así, lograremos nuestro objetivo de evolucionar de una construcción anclada en el pasado a una construcción acorde al siglo XXI, para que pueda ser una industria mucho más dinámica, eficiente, flexible, responsable, profesionalizada y, sobre todo, sostenible, un requisito indispensable que ha de caracterizar a las edificaciones que se hagan a partir de ahora.
Por eso, en Grupo Avintia estamos poniendo nuestros esfuerzos junto con nuestro ecosistema de partners en este modelo, nuestro sistema de construcción industrializada ÁVIT-A, un sistema que aúna la mejor innovación de la mano de empresas internacionales líderes en sus áreas para obtener un producto basado en la sostenibilidad, la automatización, la digitalización, la sensorización y el IoT. Un ecosistema innovador cuyo objetivo es lograr que cerca del 100% de los elementos del proyecto constructivo sean industrializados; es decir, lleguen a la obra listos para ser ensamblados o vengan integrados en la estructura de fábrica donde, gracias al trabajo colaborativo entre todos los socios del proyecto, se llega a soluciones óptimas para cada proyecto que, de otra forma, sería inimaginable conseguir.
Y aunque el tiempo será el mejor juez para determinar si estamos trabajando en la dirección correcta, en Grupo Avintia, al igual que la mayoría del sector de la construcción, estamos convencidos de que, evolucionando hacia la construcción industrializada, estamos trabajando con el foco puesto en las personas y en el planeta. Y pensando en ellos es difícil equivocarse