Un hotel hecho con ladrillos de sal

El Palacio de Sal, es un curioso hotel construido a base de ladrillos de sal, con techos, paredes, mesas, columnas y muebles del mismo material. El establecimiento, con 42 habitaciones, se encuentra a 15 minutos en coche de la localidad de Colchani y a 25 km del aeropuerto de Uyuni.

La creación del hotel original arranca en los años 90 por iniciativa de Juan Quesada Valda, pionero en los hoteles de sal en el mundo. La idea innovadora de construir un hotel 100% de sal (paredes, techos, mesas, sillas) se vio materializada en lo que bautizó como Palacio de Sal. De arquitectura única, su objetivo era brindar a los visitantes del salar un lugar donde encontrar el equilibrio con la naturaleza y disfrutar un descanso placentero e inolvidable.

El hotel que empezó a operar en 1998 se ubicó originariamente en el centro del Salar. Sin embargo, aunque disponía de una ubicación estratégica envidiable para la realización de diversas actividades en la zona, el acceso a las instalaciones se veía mermado en época de lluvias y los residuos que generaba contaminaban el salar.

En 2004, con la intención de poder ofrecer un servicio acorde a las exigencias de los clientes, el Palacio de Sal fue trasladado a orillas del Salar cerca de la población de Colchani, una de las frecuentadas vías de acceso al desierto salado.

La idea era poner en marcha un hotel cuya construcción estuviera plenamente integrada en el entorno natural y donde el visitante gozara de unas instalaciones de calidad dentro de los estándares de la hotelería moderna para descansar durante su visita al Salar de Uyuni. Desde entonces, lo moderno y lo autóctono se combinan para crear en 4.500 metros cuadrados, el primer hotel de sal del mundo, un atractivo turístico digno de conocer.

El hotel inicial ya no se utiliza como hotel. Hoy está convertido en museo, se puede visitar, comprar algún recuerdo y además funciona como café, donde puede uno sentarse en un banco hecho de sal y tomar un café en un mesa de este material, algo difícil de creer hasta que no lo ves con tus propios ojos.

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