César Cort y la cultura urbanística de su tiempo
En el histórico marco de la Residencia de Estudiantes de Madrid tuvo lugar el pasado 11 de octubre la presentación del libro “César Cort (1893-1978) y la cultura urbanística de su tiempo”, del que es autora la arquitecta y profesora de la ETS de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid, María Cristina García González.
En el acto, la autora del libro estuvo acompañada por José María Ezquiaga, decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, Carlos Sambricio, catedrático de Historia de la Arquitectura y del Urbanismo de la Universidad Politécnica de Madrid, Ricardo Sánchez Lampreave, profesor titular de Composición Arquitectónica de la Universidad de Zaragoza y Fernando de Terán, director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
César Cort fue el primer catedrático en nuestro país de Urbanología y uno de los principales responsables de la profesionalización del urbanismo en España
La publicación del excelente y minucioso trabajo de la doctora García González, se ha hecho coincidir con el centenario de la incorporación como docente a la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid del gran urbanista, arquitecto e ingeniero, César Cort Botí, primer catedrático en nuestro país de Urbanología, (un término que él mismo acuñó porque hasta entonces no existía) y uno de los principales responsables de la profesionalización del urbanismo en España, cuyo trabajo y trayectoria no han tenido hasta ahora el reconocimiento que se merecen por parte del gran público.
César Cort ha realizado desde diferentes frentes un papel de indiscutible valor como divulgador de la importancia del urbanismo entre la ciudadanía a mediados del siglo XX. Realizó intervenciones directas en múltiples proyectos para diferentes ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao o Murcia, así como en planes variados desde su papel de promotor inmobiliario en la empresa privada y, paralelamente, ha realizado un gran trabajo desde la política, reclamando la definición de una política municipal de gestión del suelo desde su puesto de concejal monárquico en el Madrid de la Segunda República.
A su pasión por el tema se debe también la creación de la Federación de Urbanismo y de la Vivienda de la Hispanidad, así como el haber impulsado la celebración en España del Día Mundial del Urbanismo.
El libro aborda con gran precisión el itinerario vital y la trayectoria profesional del arquitecto valenciano y es, al mismo tiempo, un excelente documento para analizar la crisis del urbanismo decimonónico, incapaz en aquel momento de afrontar el problema de la expansión desordenada de las ciudades y obligado a dar respuesta a las nuevas exigencias del alojamiento masivo en las urbes. En la imagen, foto de la autora, con los ponentes que le acompañaron en la presentación del libro, en la puerta de la Residencia de Estudiantes.
Miembro de Honor del Royal Institut of British Architects, el interés de César Cort por el arte no se limitó a la arquitectura o el urbanismo. En su domicilio había tal cantidad de obras de arte que diferentes organizaciones culturales solicitaron visitas organizadas a su casa para poder disfrutar de sus colecciones particulares.
Siempre se lamentó de la pérdida de su extensa biblioteca durante la guerra civil. Compró la editorial Plus Ultra con el fin de sacar adelante el proyecto de creación de un compendio enciclopédico de arte español, que se materializó con la colección “Ars Hispaniae. Historia Universal de Arte Hispánico”. Desde la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, defendió la protección del patrimonio urbanístico y paisajístico español y la búsqueda de la belleza como principal ideal en su teoría de la ciudad.
César Cort y la Quinta de los Molinos
Una de las grandes apuestas en las que este polifacético empresario y urbanólogo singular se volcó fue la madrileña Quinta de los Molinos, considerada hoy uno de los atractivos naturales de la capital y catalogada desde 1997 como Parque Histórico en el Plan General de Ordenación Urbana.
Los postulados teóricos de César Cort acerca del urbanismo organicista fueron desarrollados en su libro Campos urbanizados, ciudades rurizadas, un trabajo en el que compara el crecimiento de las ciudades con el de un organismo vivo y en el que llega a la conclusión de que ciudad y naturaleza deben de estar perfectamente integradas para no asfixiar a sus habitantes.
Este planteamiento del urbanista alcoyano lo desarrolló en la ciudad-satélite de Las Mercedes, situada en la zona este de Madrid, en las proximidades de su finca de la Quinta de los Molinos.
En esta finca conjugó un atractivo ejercicio de paisajismo, simultaneado con su obra más significativa como arquitecto, el palacete allí construido, inspirado en el estilo de secesión vienesa, que convirtió en su residencia y que constituye uno de los pocos ejemplos del modernismo austríaco de época tardía en Madrid. Desde julio de este año el palacio, en manos del Ayuntamiento, funciona como un gran espacio cultural y social para niños y jóvenes, con múltiples actividades.
La Quinta de los Molinos fue catalogada como Parque Histórico y Bien de Interés Cultural en 1997
La primitiva dehesa perteneció sucesivamente a varias familias de la nobleza española, hasta que en los años 20 del siglo pasado el sexto conde de Torre Arias le cedió al arquitecto César Cort Botí 500 m2, como pago por el proyecto de un palacete en la calle del General Martínez Campos esquina Fernández de la Hoz. El urbanista, posteriormente, fue ampliando la propiedad mediante la adquisición de diferentes parcelas colindantes hasta completar 28 hectáreas.
El objetivo de César Cort era crear una finca urbana con marcado carácter mediterráneo en la que plantaría gran cantidad de árboles, fundamentalmente pinos, cipreses, olivos, eucaliptos y almendros. Hoy, en la época de floración, éstos son la principal atracción del parque, cuando se cubren de flores rosas y blancas en un espectáculo natural que atrae a muchos visitantes, convirtiendo la finca en uno de los atractivos originales de la capital.
Tras la muerte de Cort los herederos llegaron a un acuerdo con el Ayuntamiento para ceder 21 hectáreas al municipio, cesión que se materializó en 1982. Para disgusto de la familia, la finca estuvo abandonada durante años y se realizaron irreparables talas de árboles hasta que en 1997 fue catalogada como Parque Histórico y Bien de Interés Cultural.
Un emprendedor inquieto
Las actividades empresariales de César Cort abarcaron múltiples frentes. Aparte de las inmobiliarias fundó bancos mercantiles, entidades aseguradoras y empresas cinematográficas. Uno de las más singulares fue su incursión en el campo de la minería con la adquisición de una mina de wolframio en Pontevedra, aunque posiblemente el hecho de mayor trascendencia urbanística derivada de sus actividades profesionales fue la compra de terrenos localizados en el extrarradio de Madrid.
Se hizo con una ingente cantidad de tierras en la zona de Barajas que incluían el olivar de Hinojosa (hoy parque Juan Carlos I), la zona del actual polígono de las Mercedes y una gran extensión de terreno en Valdebebas. Una de las razones por las que después de la guerra civil llegó a acumular más de 13 millones de m2 de suelo en Madrid fue la de poder desarrollar el urbanismo con el que soñaba y que el régimen le negaba.