La necesidad de un project manager
Por Susana García Blázquez, project manager de Aguirre Newman
Tras la experiencia vivida en el mercado inmobiliario español durante los últimos diez años, sería impensable que un promotor con un proyecto en mente no pensara en contar con un project manager.
La figura del project manager, importada de Estados Unidos, ha tenido un crecimiento exponencial en España en los últimos 20 años y es que son muchas las ventajas que ofrece delegar los objetivos principales de un promotor en una figura especializada. Si además añadimos que los proyectos de arquitectura cada vez son más complejos y contienen más aristas a gestionar, la decisión parece clara.
A las propias dificultades técnicas se añaden los propios intereses de cada promotor, que habitualmente pasan por unos plazos y costes muy acotados a los que se suman diferentes procesos de certificación; de sostenibilidad como Leed o Breeam o más específicos como los referentes a accesibilidad o calidad.
En el caso de Reale Seguros, Aguirre Newman ha asumido como project manager la gestión integral del Proyecto de su nueva sede, un edificio ubicado en el centro de Madrid que cuenta con 6 plantas sobre rasante, 2 bajo rasante y una pequeña superficie ajardinada y de urbanización, en total unos 8.500 m2.
Aguirre Newman es project manager de la sede de Reale Seguros y Torre Iberdrola
El reto planteado ha sido importante, Reale necesitaba ocupar el edificio de forma completa en el mes de Mayo, lo que dejaba un plazo total de obra de 4 meses y medio. Sin duda muy agresivo para la envergadura del proyecto que teníamos entre manos.
La delegación por parte de Reale de sus intereses en un interlocutor especializado ha hecho posible que un proceso constructivo complejo se haya optimizado. La previsión inicial era de un proceso de obra de 4 meses que se consiguió optimizar en entregas parciales a partir del segundo mes.
Además, la gestión del proceso de licitación arrojó unos ahorros sobre las cifras de partida de un 14%, lo que ha permitido absorber actuaciones adicionales sin incrementar las previsiones.
La experiencia en Torre Iberdrola fue sustancialmente diferente. Iberdrola delegó en nosotros la dirección integrada del proyecto de su nueva sede en Bilbao, que formaba parte de un edificio del que es copropietario. Diseñamos la estrategia integral de la gestión del proyecto, desarrollando incluso una fase de consultoría previa.
En este caso nuestro reto fue integrar la nueva sede de Iberdrola como una pata más del proceso de edificación de la Torre Iberdrola. Ocupaban una superficie privativa de 10.000 m2 en un edificio de casi 50.000 m2, distribuidos en 8 plantas sobre rasante, además de contar con un espacio de lobby propio, helipuerto, auditorio y espacios de servicio en los sótanos.
Una de nuestras labores fundamentales consistió en coordinar las necesidades de Iberdrola con un proyecto de arquitectura liderado por Cesar Pelli y su partner, el estudio de Ortiz y León. El equipo del arquitecto del edificio Cesar Pelli, estuvo muy involucrado en el proceso de diseño y arquitectura, revisando hasta el más mínimo detalle.
La estrategia de paquetización en el proceso de contratación de la obra arrojó unos ahorros de un 11% sobre la inversión prevista y la unificación de la figura del construction y el project manager consiguió que el proceso de obra se acortara de los 10 meses previstos inicialmente hasta llegar a 8 meses.
El contar con una figura de PM permitió a Iberdrola conseguir sus objetivos, mantener a flote sus intereses al mismo nivel que los del edificio y poder trasladar su sede en los tiempos necesarios. Además la nueva sede de Iberdrola consiguió la certificación LEED GOLD.