El ruido en la oficina
Por Sara García, project manager & workplace strategist de Cushman & Wakefield .-
Las últimas tendencias en diseño de oficinas pasan por el ABW (Activity Based Workplace), que se basa en la premisa de que ningún empleado es “dueño” de un puesto de trabajo, sino que la oficina proporciona una variedad de espacios adecuados a las actividades específicas que se llevan a cabo, como colaborar, concentrarse, estudiar, socializar, etc.
El ruido en la oficina siempre es percibido por los trabajadores como uno de los factores ambientales más importantes en relación con el concepto de open space. Este hecho, además, está respaldado por multitud de estudios y encuestas, como por ejemplo la llevada a cabo por la Universidad de Sydney.
Por lo tanto, cuando las empresas se plantean cambiar de modelo de oficina eliminando los despachos, el principal factor desmotivador es la percepción de que el ruido en la oficina les va a impedir llevar a cabo su trabajo correctamente. ¿Pero hasta qué punto esta afirmación es cierta?
La creación de espacios con zonas específicas para tareas de concentración o llamadas permite dar al usuario una alternativa al open space tradicional
En primer lugar, es importante tener en cuenta que nuestra percepción del ruido está directamente relacionada con nuestro estado de ánimo. Esta afirmación está respaldada por un estudio de la Universidad de Valencia que analiza factores ambientales como el ruido, la iluminación y la presencia de polvo, y concluye que un trabajador contento tiende a minimizar el problema del ruido, especialmente al tener éste un carácter social. Son los mismos compañeros los que lo generan.
Por otro lado, y según un estudio publicado en el Journal of Consumer Research, un nivel de ruido moderado (vs bajo) mejora el rendimiento creativo. Por lo tanto, un cierto nivel de ruido ambiental a la hora de llevar a cabo ciertas tareas puede contribuir a mejorar el rendimiento de los trabajadores.
Controlar el ruido de la oficina
El problema no es el ruido en sí, las distracciones e interrupciones son las que hacen que nos cueste concentrarnos cuando trabajamos en un espacio abierto. Cuando trabajamos en una cafetería, por ejemplo, el ruido de alrededor no nos distrae, ya que no nos interesa lo que estamos escuchando y las interrupciones son prácticamente inexistentes. En cambio, en la oficina, las conversaciones y llamadas a nuestro alrededor pueden interesarnos, y por ello nos distraen del trabajo que tenemos que realizar.
Para poder controlar el ruido y evitar que llegue a ser un problema real, es importante usar materiales que reduzcan los niveles de volumen y la reverberación mediante un diseño que fomente las emociones positivas (que permitan el control y adaptabilidad del espacio por parte del usuario y que éste sea agradable estéticamente), para reducir la sensación de ruido en la oficina.
Sara García, de Cushman & Wakefield: 'En las oficinas, como en la gran mayoría de espacios comunitarios, hay ruido. Lo importante es saber controlarlo'.Haz click para twittearLa creación de espacios con zonas específicas para tareas de concentración o llamadas permite dar al usuario una alternativa al open space tradicional, un espacio en el que realizar tareas concretas sin aumentar el nivel de estrés y la frustración que las conversaciones e interrupciones de su alrededor le puedan generar.
En las oficinas, como en la gran mayoría de espacios comunitarios, hay ruido. Lo importante es saber controlarlo, y tenerlo en cuenta como una pieza fundamental a la hora de plantear la estrategia del entorno de trabajo.