“Montebalito tiene apertura de miras para crecer siempre que cree valor para el accionista”
Montebalito inicia una nueva etapa de la mano de Juan Velayos, su presidente no ejecutivo desde julio de 2021, un año en el que la compañía ha dejado atrás los números rojos y ha vuelto al dividendo. Con un plan estratégico basado en desinvertir en el exterior y apostar por la vivienda en España, el reto de esta pequeña inmobiliaria cotizada creada en 1972 es “convertir la Montebalito de siempre en una nueva Montebalito, abierta a cualquier fórmula para crecer siempre que cree valor para el accionista”.
El desafío que se ha marcado esta inmobiliaria, una de las pocas supervivientes del estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008, es volver a hacer lo mismo: reinventarse para crecer y no caer en manos de los bancos evitando cualquier operación corporativa que despoje del control de la empresa a sus accionistas mayoritarios. “Su reto es convertirse en una empresa de futuro, más del siglo XXI, para hacerse un hueco como una promotora residencial, que es lo que está en su ADN”, afirma Juan Velayos, que ha recibido el encargo de impulsar el desarrollo y ejecución del plan de negocios 2021-2023 de Montebalito con el que la compañía espera reconvertirse y alcanzar una facturación de 200 millones y una tesorería disponible de 120 millones para acometer nuevas inversiones en el medio y largo plazo.
Para cumplir estos objetivos, la inmobiliaria, presidida por Alberto Barreras, contempla realizar una desinversión gradual de los activos que tiene en el extranjero y apostar por la promoción residencial en España, donde prevé invertir 25 millones, lo que permitirá construir 300 viviendas hasta el año 2025.
Velayos recuerda que la mitad del patrimonio de Montebalito está en España y el otro 50% en la República Dominicana y Brasil, y que la compañía tiene una pata promotora y otra patrimonialista,” una situación difícil de entender para los inversores” lo que la penaliza en Bolsa. Por eso, los planes de la compañía pasan por centrase en la medida de lo posible en el mercado español, especialmente en el negocio residencial, sin renunciar a nuevas oportunidades como promover viviendas en alquiler para terceros (build to rent). De momento, Montebalito dispone de unas 200 viviendas en distintas fases de promoción sobre todo en Madrid, pero también en Canarias, Galicia y Andalucía, promociones de gama media-alta de hasta 50 viviendas, que es el nicho en el que tradicionalmente se ha movido la compañía,
Todo ello, sin renunciar al sector hotelero, explica Velayos, “A Montebalito no le da miedo el negocio hotelero, un sector en el que se siente cómodo”, subraya, adelantando que la inmobiliaria está acabando de definir un proyecto hotelero en la Isla de la Cartuja (Sevilla), “que no sería para patrimonializar sino dirigido a un tercero”, por lo que la empresa está abierta a una joint venture o a su promoción llave en mano.
Después de varios meses de “aprendizaje” en la compañía, Velayos, fundador y CEO de la firma de asesoría e inversión en real estate JV20, tiene las cosas claras. Considera que la empresa tiene buenas herramientas para esta transición: “Un patrimonio con unos activos sólidos y diversos, un buen equipo y un accionariado estable y con inquietudes para hacer más cosas” y aclara que la transformación no se hará a cualquier precio ni a la hora de valorar operaciones corporativa (entrada de nuevos accionistas, alianzas, joint ventures o coinversiones en nuevos proyectos) ni a la hora de desinvertir “ya que los activos son atractivos y no hay presión para vender por lo que las desinversiones se irán haciendo a medida que vayan surgiendo oportunidades que no impliquen pérdidas”. Unos puntos a favor de la compañía a los que se suma el hecho de que Montebalito cuente con una constructora interna, una baza importante a la hora de facilitar la gestión de los proyectos.