Placemaking: la tendencia hacia el espacio común revitalizado
Por Adolfo Ramírez-Escudero, presidente CBRE España.-
Agilidad, comodidad, personalización… el cliente está cambiando sus prioridades a la hora de utilizar un servicio o consumir un producto, y exige que las nuevas formas de relacionarse con él satisfagan su nuevo estilo de vida. Este paradigma basado en el cliente, en las personas, tiene su impacto también en el sector inmobiliario. Los edificios han dejado de ser simples espacios de paso para convertirse en espacios que ofrecen bienestar, placer e inspiración. En definitiva, que se centran en experiencia humana dentro del espacio.
Encontramos, por ejemplo, los espacios de co-working, que por un lado permiten rentabilizar al máximo los edificios de oficinas, y por otro permiten a empleados y profesionales independientes compartir un espacio común, innovador y creativo de trabajo.
El objetivo principal del placemaking es crear un ambiente de comunidad y cuidar del bienestar de sus integrantes mediante el diseño, los materiales, la planificación de las zonas comunes, etc.
Un concepto que en no mucho tiempo se trasladará al sector residencial, con el auge de la vivienda compartida, una alternativa a la vivienda tradicional más asequible y con un cariz más social y comunitario.
El inmobiliario, por lo tanto, está adoptando un modelo más centrado en las personas, en cubrir sus necesidades reales y en asegurar su bienestar y comodidad. Y esta tendencia -que es cada vez más una realidad- se denomina placemaking.
Es un hecho que cada vez somos más consumidores de experiencias, no de productos, y esto encuentra aquí su equivalente en el sector inmobiliario. Consiste, sin ir más lejos, en la integración del diseño, los servicios y la comunidad para crear espacios únicos donde las personas quieran estar, y estar durante más tiempo.
En concreto, para asegurar el factor de la sociabilidad, el placemaking se sirve de técnicas de planificación muy particulares, como por ejemplo el diseño del flujo de tránsito en las zonas de paso de la comunidad de una forma determinada, de modo que éste desemboque en encuentros casuales entre los vecinos, y propicie la realización de actividades compartidas entre ellos.
Es, además, un impulso clave en el desarrollo cultural de cualquier área, y en el caso de los lugares de trabajo, puede ser un catalizador de la innovación.
Con todo ello, el objetivo principal es crear un ambiente de comunidad y cuidar del bienestar de sus integrantes, pasando por el propio diseño, los materiales seleccionados, la planificación de las zonas comunes, el nivel de sostenibilidad medioambiental, la accesibilidad, etc.
En este sentido, el placemaking se mide en tres claros parámetros: la mejora de la calidad de vida de las personas, aumentar su felicidad y aumentar el valor del espacio o inmueble.
Y para conseguirlo, se puede hacer uso de diseños de interiores innovadores, la inclusión de obras de arte, o en el caso de los espacios abiertos, con la integración de zonas verdes artificiales como parques o pequeños lagos. De esta manera, no solo se incentivan los encuentros casuales entre residentes, sino que se les anima inconscientemente a realizar ejercicio físico y se les proporcionan espacios de relax y desconexión.
Potencial
No deberíamos, por tanto, subestimar el potencial de esta práctica para impactar en el futuro de toda una ciudad. Visto lo visto, si gracias a su aplicación un vecindario genera una comunidad lo suficientemente relevante a nivel cultural y social, es de suponer la consiguiente aparición de nuevos comercios en el área y el florecimiento de la hostelería.
Y si esta comunidad siguiera expandiéndose, su influencia sobre la vida cultural y de ocio de la ciudad podría ser relevante hasta el punto de impactar notablemente en los flujos de comercio, tránsito y transporte dentro de la urbe.
Adolfo Ramírez Escudero, de CBRE: 'El mercado inmobiliario se encuentra ante el reto de adaptarse a la demanda de mayor flexibilidad. El auge del co-working es una clara representación de esta tendencia del placemaking'Haz click para twittearEn este sentido, el mercado inmobiliario se encuentra ante el reto de adaptarse a la demanda de mayor flexibilidad y las nuevas exigencias de los clientes. Venimos ya tiempo hablando del auge del co-working, que es una clara representación de esta tendencia del placemaking.
A nivel mundial, los espacios flexibles se han disparado con un crecimiento del 30% durante el último año, y se estima que represente hasta el 5% del sector inmobiliario corporativo en los próximos 5 años.
Al fin y al cabo, no dejan de ser espacios que dan respuesta a las nuevas necesidades de las empresas en su búsqueda de espacios flexibles, inspiracionales, y que mejoren la experiencia de los habitantes en el espacio, y que ya vemos trasladarse a otros segmentos como el residencial, retail, hotelero e, incluso, logístico.