Aniversario de Asprima: 40 años presentes en tu historia
Por Daniel Cuervo, gerente de Asprima.-
Demos un salto al pasado y trasladémonos a 1977, un año clave para nuestro país. A nivel político, España se preparaba para celebrar las primeras elecciones libres desde la Segunda República y las primeras desde la dictadura. Adolfo Suárez salía vencedor con la difícil tarea de atajar una inflación del 47%, hacer frente a unas cifras de paro del 5,7% y sentar las bases de la Constitución Española de 1978.
La economía respiraba con dificultad, con una peseta devaluada un 24,87% frente al dólar. La deuda pública se triplica en dos años llegando al 15,3% respecto del PIB. Los españoles tenían un salario mínimo de 13.200 pesetas.
1977 fue, además, un año de conflictos. El 24 de enero, un grupo ultraderechista asesinaba a abogados de Comisiones Obreras y militantes del Partido Comunista de España en lo que se conoció posteriormente como la Matanza de Atocha. ETA y el GRAPO seguían sembrando el pánico en la sociedad.
En el plano social, 1977 fue el año del fin de la censura. Micky quedaba en novena posición en el festival de Eurovisión con su canción Enseñame a cantar y las carteleras celebraban la llegada de La Guerra de las Galaxias o Fiebre del Sábado Noche. Ese año nos dejaba Elvis Presley. Era la época de Raffaella Carrá, los guateques y los pantalones de campana.
En este panorama de constantes cambios, un grupo de empresarios inmobiliarios liderados por Javier García-Valcárcel y José Antonio Durán, se reúnen para fundar la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid (Asprima), con el firme convencimiento de ser los legítimos representantes de las empresas inmobiliarias madrileñas.
En 1977 un grupo de empresarios inmobiliarios liderados por Javier García-Valcárcel y José Antonio Durán, se unieron para fundar la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid (Asprima)
En poco tiempo, Asprima aglutinaba no sólo a las principales empresas promotoras sino también a aquellas que tenían actividad inmobiliaria: tasadoras, hoteleras y constructoras… Estaba naciendo un sentimiento de unidad y generosidad que, actualmente, perdura.
Desde 1977 hasta la actualidad, la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid ha seguido la máxima de que la asociación fuera un punto de encuentro para todas aquellas entidades que tenían actividad inmobiliaria. Este punto es fundamental, porque marca una seña de identidad aperturista que a día de hoy sigue muy presente.
La patronal madrileña puede presumir de contar entre sus asociados con empresas que representan a una buena parte del colectivo inmobiliario. Esto hace que Asprima sea la asociación de todos, independientemente de su tamaño o especialización. Las empresas que están vinculadas a Asprima lo están porque se sienten respaldadas.
En sus comienzos, Asprima tuvo gran impacto en el desarrollo de normativas y planes urbanísticos, disfrutaba de una fluida relación con las administraciones públicas y sus empresas se sentían ampliamente representadas en las diferentes actividades. Era un gran momento para el sector y Asprima crecía en representatividad.
La Crisis de los 90
A principios de los noventa, la economía española sufre una crisis importante, que se ve paliada gracias a los acontecimientos de la Expo en Sevilla y los JJ.OO. de Barcelona en los que el Estado y sus ciudadanos no ahorran en esfuerzos, puesto que la imagen de España estaba en juego. El balance de ambos acontecimientos es un éxito y la marca España se situó en lo más alto del panorama internacional teniendo repercusiones muy positivas, principalmente en el turismo.
A nivel inmobiliario son años difíciles en toda España, especialmente en la costa. Madrid es de los pocos emplazamientos donde las consecuencias no son tan negativas y en la ciudad se desarrolla un proyecto importante para los vecinos de la capital, El Pasillo Verde. Gracias a la apuesta del Consorcio Urbanístico del Pasillo Verde Ferroviario de Madrid y las inversiones de los promotores madrileños, se recuperaron para la ciudad las zonas más afectadas por el trazado del ferrocarril que unía las estaciones de Príncipe Pío, Imperial, Peñuelas y Delicias, trazado que fue construido en el siglo XIX. Dicha actuación produjo gran aceptación social, con un claro rejuvenecimiento edificatorio y social creando un espacio singular del que se beneficiaron todos los madrileños.
Época de excesos y sus consecuencias
El sector vivió sus momentos más dorados hasta el verano del 2007. La situación económica del país, el exceso de financiación de los mercados que basaban su crecimiento en financiar al sector junto con la estabilidad laboral y unos tipos de interés más que razonables, produjeron grandes rentabilidades para los actores del sector, que multiplicaban sus inversiones en un menor plazo de tiempo en comparación con los años pasados.
La producción de vivienda se disparó por completo y no obedecía a parámetros tan simples como oferta y demanda, puesto que el mercado nunca tuvo presente que la vivienda podía bajar de precio. La confianza era de tal magnitud que nadie era consciente de las consecuencias que se podían derivar en caso de que en el mercado se cambiase alguna de las variables anteriormente descritas. Las operaciones de M&A entre las principales compañías del sector fueron el colofón a una época de excesos en los que todos tuvieron su momento de gloria.
La crisis de la globalización
En agosto de 2007 algunos datos empezaban a vaticinar lo que se conocería posteriormente como la Gran Recesión, una crisis económica mundial provocada, principalmente, por las hipotecas subprime y que se materializó en 2008 con la caída de Lehman Brothers.
Las operaciones de M&A fueron el colofón a una época de excesos en los que todos tuvieron su momento de gloria
En España 2008 fue el año cero. El Producto Interior Bruto (PIB) registró ese año un decrecimiento durante el último semestre de 2008 que se prolongó hasta el segundo trimestre de 2010, lo que provocó que, por primera vez en quince años, España entrase en una recesión. El desempleo crecía registrando en 2008 un incremento anual del 14,01%.
A nivel político, el gobierno de Zapatero esquivaba hablar de crisis. No fue hasta julio de 2008 cuando el entonces presidente se refirió a la situación económica con esa palabra. Un mes después, una de las mayores inmobiliarias cotizadas del país, anuncia el mayor concurso de acreedores de la historia. La crisis oficialmente se había instalado en el país.
Las empresas del sector inmobiliario sufrieron especialmente debido al modelo de negocio altamente apalancado en el que se había basado gran parte del sector. El rápido crecimiento del sector, con alto LTV tanto de la propia compañía como de sus proyectos inmobiliarios, siempre con proyecciones de precios y ventas demasiado optimistas, se desplomó como una torre de naipes.
Evidentemente, esta situación fue de la mano con la grave crisis de liquidez y posterior crisis de solvencia de la mayoría del sistema financiero nacional e internacional. A todo esto se sumó un altísimo crecimiento del desempleo directamente relacionado con el sector inmobiliario, lo que desembocó en la peor crisis sufrida en España desde la posguerra.
Un dato significativo de la grave situación es que el sector inmobiliario pasa del 17% al 4% en la contribución al PIB español y el desempleo supera los 5 millones de personas. Para Asprima fueron años duros pero no por ello dejó de trabajar. Su compromiso hacia un mejor sector inmobiliario ha estado presente cada día de su historia.
Las empresas se reinventaron y tuvieron que buscar nuevos procedimientos para salir adelante. Algunas de estas “fórmulas magistrales” pasaron por cerrar acuerdos con fondos, innovar en los procesos de edificación para abaratar costes sin renunciar a la calidad y apostar por una construcción altamente eficiente en términos de energía y emisiones, realizar estudios exhaustivos del cliente para adaptar el producto lo mejor posible… Se trataba de optimizar los recursos, ser más industriales en el proceso. Todo ello con estructuras de capital y deuda mucho más conservadoras y sostenibles, exigiendo en todo momento mayores recursos propios a los actores del sector.
2017, cuarenta años presentes en tu historia
Decíamos en el apartado anterior que la crisis económica trajo un cambio en la mentalidad no sólo de las empresas sino también en la de la sociedad. De hecho, a 2017 podemos llamarle el año del cliente.
Desde finales de 2015 la economía española empezó a atisbar los primeros síntomas de recuperación en los mercados, que en 2016 se materializarían con una estabilización paulatina de los diferentes sectores industriales, hasta llegar a 2017 cuando la economía española puede hablar de crecimiento. En estos momentos el salario mínimo de los españoles es de 707,70 euros mensuales en 14 pagas, el paro ronda el 17,8% en el mes de abril y el IPC de mayo es de un 1,9%.
Es un año de cambios, provocado en parte por los ya acontecidos en 2016 con la llegada de Trump a la Casa Blanca, el Brexit o la muerte de Fidel Castro. En el panorama político nacional conviven nuevas fuerzas políticas con otras más tradicionales.
Estamos en el momento en el que el ciudadano ha decidido ser protagonista de su historia y las redes sociales le han facilitado ese poder. Internet facilita información en tiempo real, el usuario ahora puede conocer los detalles de las marcas que hasta ahora le resultaban inalcanzables y, lo más importante, opinar sobre ellas. El cliente se ha vuelto prescriptor.
2017 es también el año del resurgir de un nuevo sector inmobiliario que pone especial énfasis en dos puntos: el primero de ellos es asumir su identidad como industria y como tal sus procesos deben responder a esta nueva identidad. El segundo punto es asumir que su cliente es quien decide qué quiere, cómo lo quiere y cuánto quiere pagar por ello.
En medio de este panorama tan cambiante: con un cliente tan exigente, administraciones públicas con nuevos actores, un panorama internacional convulso… el papel de las asociaciones se vuelve fundamental. Es ahora más que nunca cuando Asprima asume la responsabilidad de guiar a las empresas inmobiliarias madrileñas a un nuevo sector más profesional, innovador y eficiente.
La Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid cumple 40 años batiendo records en formación, con más de 800 profesionales formados en los seis primeros meses del año; con eventos que marcan las tendencias de hacia dónde va el sector (EFIMAD, Conferencia Inmobiliaria de Madrid); con grupos de trabajo que definen las futuras competencias en materias tan diversas como BIM, Lean Construction, eficiencia energética o urbanismo; desarrollando herramientas que posibilitan la agilización de las licencias de edificación; apostando por la formación de los más jóvenes a través de un Grado Propio con la Escuela Técnica Superior de Edificación de Madrid; y sobre todo, trabajando para mejorar la imagen del sector inmobiliario.
Asprima ha sido, y es, un ejemplo de profesionalidad, transparencia y saber hacer. Las empresas que las componen son el paradigma del nuevo sector inmobiliario que conserva su esencia con la mirada puesta en el futuro. Ahora toca trabajar para celebrar los próximos cincuenta años.