
Hace unos días me invitaron al partido de fútbol de un sobrino. Era una final importante y allí estaba el entrenador arengando a los chavales, con las consignas típicas de cualquier clásico que se precie. Hemos llegado aquí gracias al trabajo de todo el equipo; es el broche final; un esfuerzo más en común y lo tenemos. Escuchaban atentamente, sin fisuras, un grupo de chicos entre los que había varios latinos, un gallego y dos quinceañeros con un deje andaluz familiar, imposible de eliminar pese a llevar toda su vida en Madrid.
Pues esto, trabajo en equipo y mucho, es lo que nos va a hacer falta en los próximos meses. España hoy se enfrenta a lo que es, probablemente, su clásico más importante. Los indicadores económicos, hasta la fecha, ofrecen datos esperanzadores para la recuperación plena. Pero la fractura social generada con el proceso independentista que han puesto en marcha los grupos separatistas catalanes ha empezado a resquebrajar el sistema. El Banco de España ya ha advertido de que, si la crisis política de Cataluña se agrava y profundiza, «podría tener un impacto negativo sobre las perspectivas económicas y la estabilidad financiera en España».
En concreto, calcula que en los próximos dos años, el crecimiento de la economía podría reducirse cerca del 60% respecto al que podría haberse registrado sin los recientes episodios políticos en Cataluña. Además, el impacto sería más fuerte en esa comunidad autónoma, cuya economía -según la autoridad bancaria- entraría en recesión. En la mejor hipótesis, el tamaño de la economía española perdería unas tres décimas desde ahora hasta finales de 2019, un derroche que no nos podemos permitir, porque ya hemos comprobado en nuestras propias carnes lo que cuesta crecer una décima.
El Banco de España apela a la actitud de los agentes sociales para explicar sus previsiones. En el caso de las familias, una pérdida de confianza acerca del escenario futuro puede motivar que estas destinen un mayor porcentaje de su renta al ahorro, reduciendo así su consumo y posponiendo sus decisiones de adquisición de bienes de compra de vivienda. En el caso de las empresas, añade el banco, podrían retrasar los nuevos proyectos de inversión y postergar contratación.
Por desgracia, ya se han empezado a producir noticias en este sentido. A la confirmación por parte de las agencias de intermediación, de que disminuyen las visitas a los inmuebles, o se retrasan las decisiones de compra, se suman inquietantes noticias, como la de socimi Hispania, que ha decidido posponer el proceso de venta de su cartera de oficinas, a la vista de las actuales circunstancias de incertidumbre. A ello hay que sumar el proceso de elecciones autonómicas, que siempre paralizan las decisiones administrativas, importantísimas en el sector que nos ocupa.
Son datos a tener en cuenta, pero no pueden frenar el esfuerzo que toda la sociedad española ha hecho durante estos duros años. Los españoles no nos merecemos el desaguisado que han provocado unos políticos irresponsables, que no han querido canalizar las reivindicaciones que tuvieran por la vía democrática. Al resto nos toca remar en equipo y en la misma dirección. Como la que nos toca ofrecer en Mapic, la importante cita de este mes en Cannes. Un encuentro internacional donde todo el mundo, incluido España, muestra sus mejores proyectos y las tendencias que mueven el retail, por otra parte, el negocio que más sensible resulta a los vaivenes económicos.
Noviembre es el mes previo a las Navidades que nos acerca al final del ejercicio. Antes, sin embargo, asistiremos al cierre de alguna operación emblemática y seguirán las compras de suelo para hacer frente a la demanda de vivienda, que ya asiste a la normalización en la obra nueva, con la presencia firme de fondos de inversión internacionales, que siguen confiando en este país. Como dice David Martínez, CEO de Aedas Homes, en una entrevista en nuestra revista, “después de diez años sin obra nueva, para muchas familias la vivienda se ha convertido en un bien de primera necesidad y, por eso, no nos hemos cuestionado en ningún momento cambiar nuestra estrategia”.
Según el banco central, “la pronta normalización de esta situación podría mitigar la incidencia de los riesgos” en la economía nacional y catalana. Esperemos que así sea y entre todos seamos capaces de evitar retroceder de nuevo a la barbarie. España no está para perder el tren de la recuperación por culpa de unos insensatos.