La política enmaraña el mercado

Yolanda Duran, directora de El Inmobiliario mes a mes
Yolanda Duran, directora de El Inmobiliario mes a mes

A punto ya de entrar en el 2020, ese año redondo que va a marcar el cierre de una década, nadie duda ya de que el agitado calendario electoral y las tensiones políticas a costa de los pactos de gobernabilidad han enrarecido el mercado inmobiliario, al igual que la economía.

Y eso, a pesar de que el crecimiento económico español ha permitido trabajar con relativa tranquilidad. Es un hecho en el que coinciden los directivos consultados para nuestro tradicional balance del ejercicio económico y empresarial, que todos los años publicamos en nuestra revista.

La incapacidad por parte de nuestros políticos para llegar a pactos que permitan gobernar, y tomar decisiones en definitiva, preocupa a los empresarios y directivos de este país, y no sólo a los inmobiliarios, como se aprecia continuamente por los mensajes que llegan desde otras organizaciones sectoriales. Mientras la clase dirigente española anda preocupada por sacar rédito al famoso dicho ‘Qué hay de lo mío’, el país se ha acostumbrado a salir adelante sin gobierno y con unos presupuestos prorrogados varias veces. Con estas mimbres, España lleva varios años creciendo por encima del 2%. Ahí es nada.

Y para el sector que nos compete, el balance es bastante positivo también. Desde el punto de vista de la atracción inversora, en un contexto de elevada liquidez en el mercado y bajos tipos en toda Europa, los activos españoles, tras un lustro alcista, siguen ofreciendo el suficiente recorrido para captar dinero.

No sólo por un favorable contexto macroeconómico, que hay que explicar en relación al resto de Europa y sus problemas, sino también por las ventajosas condiciones de financiación, el comparativo de las rentabilidades poco atractivas que ofrecen otros productos financieros y el buen momento de los fundamentales del mercado. Fundamentales que, no obstante, van a acusar este próximo año el enfriamiento de la economía.

Un rasgo distintivo de este ejercicio, -y positivo por lo que implica de confianza en nuestro país-, es el hecho de que muchos fondos internacionales, debido a la elevada competencia en los procesos de activos en rentabilidad, continúan invirtiendo, y arriesgando, en el desarrollo de nuevos proyectos.

Los inversores se han decantado por oficinas, logístico, residencias de estudiantes y de la tercera edad, y la nueva estrella del mercado: la promoción para alquiler de vivienda, favorecida por un crecimiento de la demanda que no accede a compra. Ello explica también el auge de los activos living -residencias de estudiantes, de mayores, y las oficinas coworking- que han concitado un auge de compras de activos y de promoción de nuevos inmuebles.

Frente a ello, hay que volver una vez más a recordar que este año tampoco ha sido el ejercicio en el que se pudo resolver el desproporcionado encarecimiento de la materia prima, el suelo, o la lentitud endémica de las administraciones públicas a la hora de tramitar licencias o cualquier tipo de documentación que atañe a los inmuebles. Un problema que se ha agravado en los dos últimos años ante la ausencia de cabezas ‘visibles’ en los organismos de decisión, lo que explica el temor de las inmobiliarias a los retrasos en las entregas de proyectos, y que incluso ha obligado a varias empresas cotizadas a revisar sus previsiones de entrega, con el consecuente impacto en los mercados financieros.

En este sentido, el mayor impacto lo ha acusado el negocio residencial, el primero que detecta los signos de cansancio económico y, en consecuencia, del comprador. Aún así, despedimos un buen año, con un volumen de compraventa cercano a las 500.000 viviendas, y lo que es más importante, una vuelta de la obra nueva como protagonista del mercado frente a la vivienda usada.

La encuesta también pone de relieve la concienciación empresarial sobre los modelos de sostenibilidad y respeto al medioambiente que debe incorporarse a la promoción y la gestión, así como la tecnificación digital del sector. Y aunque nadie menciona ya el Brexit y sus consecuencias, ahí está; el triunfo arrollador de Boris Johnson lo ha hecho posible.