El riesgo

Julio Irazábal, editor de El Inmobiliario mes a mes
Julio Irazábal, editor de El Inmobiliario mes a mes

No entraba dentro de los planes iniciales, pero ha pasado: ha ganado el Brexit. Y la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea golpeará a los dos sectores que tiran de la recuperación económica española, el turismo y el inmobiliario, que tienen en los británicos su mejor cliente. Tampoco estaba previsto que se equivocaran las encuestas en las elecciones generales recientemente celebradas, que colocan a Mariano Rajoy como el líder más legitimado para que se someta a la investidura del futuro gobierno de España, para disgusto de Pablo Iglesias, que aún sigue preguntándose cómo pudo perder a última hora más de un millón de votos que le alejan de ocupar el sillón de la Moncloa. Y, sin embargo, ha sucedido.

El miedo es una de las razones que explican muchos de los cambios de comportamiento repentino que se toman en la vida, pero el miedo no lo es todo. A menudo se tiende a menospreciar la influencia del factor riesgo, entendido como cada una de las contingencias que pueden ser objeto de un contrato seguro. Algo que se intenta que no ocurra en nuestro sector, aunque lo padezca más de lo que sería deseable por la inseguridad jurídica que genera la improvisación en la planificación urbanística reinante.

El sector inmobiliario español convive consustancialmente con el riesgo, entre otras cosas porque un error significa la ruina. No conocemos ninguna empresa inmobiliaria que no se plantee su proyección a largo plazo, dando por sentado que a lo largo de su trayectoria tendrá que superar los ciclos políticos, económicos, y sectoriales propios de una sociedad en constante evolución.

Hoy el sector inmobiliario, si en algo se caracteriza, es que se ha vuelto más financiero. Nadie invierte de forma intuitiva en España sin modelizar y analizar previamente cada operación hasta que tenga su lógica de inversión y precio, como afirma el nuevo CEO de JLL. Este salto cualitativo de entender las cosas dota al negocio inmobiliario de una cierta previsión ‘científica’, no exenta de un riesgo calculado, que explica las dos grandes noticias que han protagonizado estos días Merlin Properties y dospuntos.

El hecho de que Merlin Properties pase a liderar el inmobiliario cotizado español y se convierta en la octava compañía europea del sector tras adquirir a Metrovacesa, pone de manifiesto que las socimis han tomado el relevo de las inmobiliarias tradicionales. Y por otro lado, el lanzamiento de una inversión de 2.000 millones euros en el sector residencial por parte de la promotora de nueva generación dospuntos con el paraguas de Värde Partners, ejemplariza que gracias a la irrupción de los fondos de inversión extranjeros, el sector inmobiliario, y con ello la economía española, vuelve a respirar.

Las que necesitan tomarse un respiro y medir mejor las consecuencias del modelo de ciudad “más amable” que intentan aplicar con mejor disposición que acierto, son las alcaldesas de Madrid y Barcelona. Las decisiones erráticas de Manuela Carmena, en muchas ocasiones mal comunicadas y a destiempo, traslucen una voluntad de modificar la edificabilidad que choca con los intereses de los megaproyectos negociados por el PP y con los de al menos cinco gestoras de cooperativas, de la llamada economía social. Y lo mismo le pasa a Ada Colau con su discutida moratoria hotelera.

Confío que en el transcurso de estos días estivales se termine de conformar un Gobierno estable que de confianza y seguridad a los mercados, y que, sobre todo, devuelva la esperanza a los millones de españoles que este año no podrán irse de vacaciones porque la recuperación económica no termina de llegar a todos.