Compás de espera

Ana M. Pastor, directora de El Inmobiliario mes a mes
Ana M. Pastor, directora de El Inmobiliario mes a mes

A la incertidumbre que vive el negocio inmobiliario por la evolución de la pandemia de coronavirus se suman en este inicio de ‘curso’ dos hechos con una repercusión importante para el sector: el Anteproyecto de Ley de Trabajo a Distancia y la anunciada fusión CaixaBank-Bankia.

Por un lado, el mercado de oficinas está pendiente de la futura legislación sobre el teletrabajo, una normativa que se ha convertido en una realidad inexcusable para empresas y empleados.

Trabajar desde casa es una fórmula que han ido adaptando paulatinamente algunas empresas para mejorar la conciliación laboral y familiar de sus plantillas y que se ha acelerado, por pura necesidad durante esta crisis sanitaria global, por lo que no solo urge legislar al respecto sino hacerlo buscando un equilibrio que satisfaga a ambas partes, con objeto de que no penalice ni a trabajadores ni a las compañías.

Mientras en la nueva normativa se pone negro sobre blanco, algunas empresas han puesto en stand by sus búsquedas de espacio corporativo a la espera de calcular los metros cuadrados que necesitarán por la aplicación del teletrabajo, unas decisiones que marcarán las cifras de contratación del mercado de oficinas en el corto y medio plazo.

Todas las consultoras inmobiliarias insisten en que habrá metamorfosis, pero no desaparición. Hay consenso entre los expertos en señalar que el teletrabajo cambiará las oficinas, pero no supondrá el fin del trabajo presencial. Aunque también prevén que los ejemplos de éxito del teletrabajo durante el confinamiento y el miedo a que se repitan este tipo de medidas, provoquen que las empresas reduzcan su cantidad de metros, entre un 30% y un 50%, siempre en el caso de que los costes de teletrabajar no se disparen para las compañías.

Pero el teletrabajo no solo ha impactado en las oficinas sino también en el residencial, ya que según los estudios más recientes de promotoras y portales inmobiliarios ha cambiado las prioridades a la hora de buscar una vivienda.

Ahora, parece que lo prioritario no es vivir cerca del trabajo o del colegio de los niños, sino tener despacho o habitaciones para trabajar y, por ello, las principales inmobiliarias ofertan sus proyectos residenciales destacando las facilidades para trabajar en remoto desde el domicilio o la urbanización.

Además de asimilar todos estos cambios producidos de la noche a la mañana, el sector se enfrenta a los movimientos que provocará la anunciada fusión de CaixaBank y Bankia dada la incertidumbre sobre lo que pasará con los activos inmobiliarios de ambas entidades, junto al inevitable cierre de sucursales y oficinas para evitar duplicidades.

Según el último estudio de Barclays, el solapamiento de sucursales entre ambas entidades alcanzaría el 23% (1.411 oficinas), si se atiende al código postal, un ‘lastre’ que podría contribuir a dinamizar el mercado de los locales comerciales y oficinas, ya que estas entidades cuentan con activos inmobiliarios atractivos en ejes principales que pueden resultar muy atractivos para inversores y operadores.

Además, el previsible maremoto que en el ‘ladrillo’ supondrá la creación de este gigante bancario en plena crisis del Covid-19 puede no ser el único que llegue de parte de la banca. Desde el sector bancario no se descarta que las entidades continúen adaptando su red comercial y cerrando oficinas para recortar costes, al tiempo que analizan sus carteras a fin de valorar la oportunidad de ponerlas en el mercado.