
Más de la mitad de la población del planeta vive en centros urbanos, que consumen más de dos tercios de la energía que se produce en el mundo y generan más del 70% de las emisiones de dióxido de carbono, pero que también aportan más del 80% del producto interno bruto global y son centros de educación y emprendimiento. Los datos fueron aportados por el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, con motivo del Día Mundial de las Ciudades que se celebró el pasado 31 de octubre.
Para 2050 la cifra residente en lo que serán megápolis superará los dos tercios del total de la población, un ‘fenómeno’ que en su opinión brinda grandes oportunidades de desarrollar e implementar soluciones a la crisis climática y de allanar el camino hacia el desarrollo sostenible. Entre las innovaciones que se han empezado a concretar en un creciente número de metrópolis, Guterres mencionó los modelos de transporte público eléctrico, de energías renovables y de mejor gestión de basura. Y es que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) acordados hace 4 años por la ONU en una agenda que tiene su horizonte en el 2030, no están tan lejos.
Barcelona, la ciudad más preocupada por el desarrollo de políticas de urbanismo en España, ha recogido el testigo y ya ha anunciado al cierre de su feria inmobiliaria anual, Barcelona Meeting Point, que para 2020 quiere transformarlo en una feria de ciudades, para lo que se ha puesto en contacto con la Federación de Municipios Españoles (FEMP), con el objetivo de atraer representatividad municipal. Pere Navarro, delegado especial del Estado en el Consorci de la Zona Franca de Barcelona (CZFB), aseguraba hace días que BMP quiere incluir a todos los municipios posibles en su programa de 2020 para seguir “avanzando en la estrategia y definición de las smart cities, así como en materia de sostenibilidad y movilidad urbana o de políticas locales para fomentar el acceso a la vivienda”.
Además de la teoría, hacer propio el concepto de sostenibilidad, la denominada smart city, está permitiendo acceder a unos cuantos miles de millones de euros para seguir haciendo ciudad. La Unión Europea ha puesto en marcha su nuevo programa de financiación para el desarrollo de la eficiencia energética sobre diferentes temáticas, dotado con más de 100 millones de euros, y entre las que se recogen iniciativas relacionadas con edificios.
Y en comunidades autónomas, por ejemplo, Murcia ha iniciado la puesta en marcha del proyecto europeo ‘Pymes del Mediterráneo trabajando juntas para hacer ciudades más inteligentes’, mediante el que expertos internacionales en emprendimiento empresarial ayudarán a un grupo de pymes especializadas en el desarrollo de ‘smartcities’, o ciudades inteligentes, a posicionarse en el mercado internacional.
Y aquí, Madrid está perdiendo el tren, lastrada una vez más, por la falta de una política de urbanismo municipal y autonómico que haga, no ya smart city, sino ciudad, que por algo se empieza. La operación Madrid Nuevo Norte, o más popularmente conocida como Chamartín, puede ser un buen banco de pruebas para hacer el Madrid del siglo XXI. Y más ahora, con la incorporación de un nuevo socio, la socimi y promotora Merlin Properties, adaptada a los nuevos tiempos del inmobiliario.
Ciudadanos y profesionales debemos implicarnos en la búsqueda de soluciones de futuro, tanto para garantizar el acceso a una vivienda a todos los ciudadanos, como para conseguir que los planes que se desarrollen sean mucho más eficaces energéticamente y más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente, en todos los niveles del sector inmobiliario, es decir, oficinas, comercios, naves industriales y logísticas, y por supuesto, vivienda. España tiene además una oportunidad de oro para canalizar dinero de inversores hacia proyectos alineados con el futuro.
Los expertos coinciden en que el inmobiliario en las principales economías del mundo y, en concreto nuestro país, se va a seguir beneficiando del enorme ahorro que se canaliza a través de fondos que invierten en activos reales. España ha recibido en los últimos años inversiones superiores a los 10.000 millones de euros, a niveles récord, y se prevé que 2019 no sea diferente a pesar de las diferentes incertidumbres políticas y electorales.
Esperemos que todas estas inquietudes sean recogidas por la nueva configuración de gobierno que salga de las urnas. De ellos depende que España se descuelgue o no del tren de las oportunidades.