El poder disruptivo de la tecnología en el sector, según JLL
La digitalización de la industria es una tendencia general en el mercado que, por supuesto, también ha llegado al sector inmobiliario. El Big Data era una necesidad dentro de un sector tradicional como es el inmobiliario, que no apostó por la innovación en su momento por ser un sector exitoso y tampoco lo hizo después por la fuerte crisis que experimentó.
Pero el momento de la tecnología ha llegado y el uso del Big Data se refleja como una apuesta por la transparencia a través del cual se obtiene todo un grueso de información que tiene como objetivo aportar un valor añadido imprescindible.
Pero para comprender el efecto y capilaridad de la digitalización en el sector, debe entenderse desde un punto de vista que se explica por varios factores.
En primer lugar, tal y como explica Isaac Pernas, director de Tecnología de JLL para el Sur de Europa, hay que entender “la profunda crisis de la que venía el sector, que supuso un reto para las diferentes facetas de este ámbito tan complejo”. La crisis sirvió de elemento dinamizador del propio mercado tras el arrastre de elementos tradicionales frente a nuevas formas de hacer las cosas.
Isaac Pernas, de Jll: “El sector inmobiliario adolecía de una brecha o deuda digital grande, no sólo en los propios inmuebles, sino en el resto de partícipes, procesos y negocios relacionados”.Haz click para twittear“El sector inmobiliario adolecía de una brecha o deuda digital grande, no sólo en los propios inmuebles, sino en el resto de partícipes, procesos y negocios relacionados. Antes para buscar casa se “paseaba” por Madrid, pero ahora no se hace sin antes navegar por portales de oferta, del mismo modo que para reservar una sala de reuniones en una oficina antes te apuntabas en una lista, y ahora se hace desde el móvil y en la puerta de la sala, están todos los datos listos”, recuerda.
El segundo factor que ha determinado este cambio ha sido la democratización en el acceso a la tecnología, y su lógica aplicación a procesos que la demandaban. Este hecho, en sí mismo, ha resultado catalizador para la adopción de más y mejor tecnología, y este efecto se está notando en todas las facetas del sector, desde los promotores, hasta los usuarios finales de producto inmobiliario. Es por eso que el sector, sensible a esta demanda, y gracias al acceso menos complejo a la tecnología (Cloud, móviles, etc.) está adoptando el proceso de digitalización de forma acelerada, realizando fuertes inversiones en capital humano, técnico y financiero para estar a la altura de la demanda.
JLL reinvierte el 7% de los ingresos del grupo a nivel mundial en innovación y desarrollo tecnológico
Y por último, hay que resaltar la influencia que ha tenido la recuperación macroeconómica, que ha repercutido en el mercado inmobiliario, entre otras cosas, con la llegada de las llamadas PropTech, que vienen a proponer una nueva y fresca forma de enfrentar el mercado inmobiliario, proponiendo nuevas ideas y maneras de participar en diferentes etapas del ciclo al que un producto inmobiliario se somete, con nuevas formas de trabajar como el co-working, o nuevas formas de relación con los espacios como los SmartBuildings.
JLL apuesta por liderar el cambio
Por todo este contexto, la necesidad de adaptarse a las nuevas necesidades de los usuarios, a un mercado que había cambiado las formas de hacer las cosas y un perfil de cliente inmobiliario global y más financiero, distinto al de la época precrisis, era el momento de adoptar la tecnología como apuesta de presente y de futuro. Un hecho que JLL percibió y quiso liderar desde el primer momento, para lo cual hace años que reinvierte el 7% de los ingresos del grupo a nivel mundial en innovación y desarrollo tecnológico.
“JLL está realizando una apuesta madura y decidida por la digitalización. Nuestros clientes en muchos casos nos demandan hoy este tipo de respuesta, este tipo de servicios. En JLL contamos con cada vez más con un equipo multidisciplinar –Ingenieros de Software, Matemáticos, Físicos, Ingenieros, Científicos de Datos–, que unido al profundo conocimiento inmobiliario y financiero que tenemos en la compañía, nos proporciona una ventaja competitiva sin igual.
Una apuesta por tener equipos mixtos diferentes a los clásicos profesionales inmobiliarios que nos aportan tanto un fuerte componente de negocio como un background de tecnología aplicada”, precisa Pernas. De hecho, del alrededor de 470 empleados que conforman JLL España actualmente, más del 6% está trabajando en el área de tecnología de la compañía.
Gracias a este equipo multidisciplinar, JLL ha confirmado un pequeño hub tecnológico donde desarrollar e innovar en nuevos proyectos y aplicaciones que faciliten los servicios y la oferta para el mercado inmobiliario.
JLL ha puesto en marcha ONE, una herramienta de estimación de valor automática de viviendas, garajes, trasteros y locales comerciales que permite un nivel de precisión no existente hasta ahora en el mercado
Como resultado de esta firme apuesta, JLL puso en marcha ONE en 2017, una herramienta de estimación de valor automática de viviendas, garajes, trasteros y locales comerciales que, gracias al número de parámetros que maneja, permite un nivel de precisión no existente hasta ahora en el mercado inmobiliario. ONE combina un 60% de datos externos con alrededor de un 40% de datos propios de JLL, lo que constituye la principal diferencia a otras herramientas existentes en el mercado y permite, que, en base a pruebas ya realizadas sobre miles de inmuebles, tenga un margen de error inferior al 1%.
Beneficios reales
Uno de los cambios más ‘reales’ que ya puede percibirse en el día a día es la llegada de la tecnología a los edificios, tanto residenciales con la domótica, como a los inmuebles de oficinas.
Los cambios tecnológicos transformarán profundamente las consideraciones relativas a los inmuebles, pues todos los actores del mercado deberán tomar conciencia de que los inmuebles del futuro –por no decir ya del presente– serán inmuebles ‘inteligentes’, tanto desde un punto de visto organizativo que facilite la vida de los empleados, como desde una visión externa, adaptados a los requerimientos de un mercado global y en constante cambio.
“Las empresas del futuro serán más ágiles, estarán más dispersas y permitirán a sus empleados centrarse de forma más nítida en la creación de valor. Porque, aunque el crecimiento de Internet, la informática en la nube y los smartphones han cambiado la forma en la que se vive y trabaja, palidecen en comparación con los avances tecnológicos que se van a producir. Veremos cómo mediante sensores, wearables y smartphones se capturarán enormes cantidades de datos que permitirán recomendar cambios de diseño para mejorar los resultados empresariales. Los edificios inteligentes se convertirán en la norma y mejorarán la eficiencia operativa y la sostenibilidad de los activos”, detalla Pernas.
De hecho, hoy en día ya es posible ver edificios, como es el caso por ejemplo del emblemático rascacielos Torre Europa en Madrid, donde la tecnología forma parte del ADN del propio inmueble. Tras un proceso de transformación que ha durado cerca de un año y medio, el edificio se ha convertido en el edificio más ‘inteligente’ de España y el tercero del mundo. ¿Cómo? Poniendo la tecnología al servicio de las empresas y los empleados que allí se ubican.
Algunos ejemplos de las posibilidades que ofrece este edificio son la instalación de sensores en las luminarias de las plantas que se conectan a los móviles de los empleados para que éstos puedan cambiar en base a sus preferencias la iluminación o la temperatura de su puesto de trabajo. Del mismo modo, estos datos servirán para optimizar la gestión del edificio, ya que mediante este análisis se podrá saber qué salas han sido utilizadas y reforzar o anular la limpieza del espacio. Una tendencia hacia la personalización que parece imparable.
El uso de los móviles y la geolocalización abrirá así un mundo de posibilidades. A corto plazo, los edificios serán capaces de combinar los datos de ubicación con información de las bases de datos corporativas y las redes sociales para diseñar interacciones entre los miembros del personal. Los edificios se convertirán en redes sociales físicas que puedan informar a un empleado que trabaja en un proyecto de que un especialista desconocido anda cerca. Las compañías podrán diseñar la colaboración y posicionar sus edificios como activos en tiempo real que pueden impulsar el éxito del negocio, en lugar de ser centros de costes inertes.
Y todos estos beneficios deben repercutir directamente en el consumidor, ya sea usuario de un espacio, un posible comprador, o un cliente corporativo, asegura Isaac Pernas de JLL.
Los retos a superar
Sin embargo, si bien se está avanzado mucho y a gran velocidad, todavía queda mucho camino por recorrer. Tal y como explica el experto de JLL, “uno de los pasos más relevantes radica en darse cuenta de que la introducción de la parte digital en el sector es imparable, es inevitable. Por tanto, el siguiente paso es la propia aceptación de la deuda digital y preguntarse cómo llevar a cabo esta trasformación, que ha de pasar siempre por poner al cliente en el centro de este razonamiento para implementar servicios y procesos digitales aquellos que más valor le aporten”.
Y, además, todo este proceso no puede emprenderse sin contar con la formación del personal, dirigida en todo momento a conseguir construir equipos multidisciplinares, que se complementen y aporten entre ellos. Así, JLL identifica 3 vertientes sobre las que trabajar. Por un lado, lo creación de equipos nuevos de expertos en tecnología, que puedan trabajar junto a los equipos de negocio y acaben con la brecha que separa a ambos perfiles en pro de un catálogo de servicios lo más completo y preciso posible.
Isaac Pernas, de JLL: 'La introducción de lo digital en el sector inmobiliario es imparable, es inevitable. Por tanto, el siguiente paso es la propia aceptación de la deuda digital y preguntarse cómo llevar a cabo esta trasformación'Haz click para twittearPor otro lado, el segundo vértice se dirige a conseguir dar valor a los datos externos e internos de la propia firma, pues “el dato tiene valor por sí mismo, pero cuando se pone en relación con todos aquellos datos que le rodean es cuando se obtiene la visión global”, precisa Pernas. Y finalmente, el tercer vértice se enfoca en llevar a cabo una inversión monetaria, pues “hay que asumir que aquellos perfiles más técnicos y necesarios ni son fáciles de encontrar ni de retener en la organización”.
Respecto a los riesgos que viene por delante, la consultora precisa que “los riesgos no evidentes, pero directamente relacionados con el proceso de digitalización, son los mismos que han existido siempre: la falta de gestión de expectativas realistas con respecto al resultado de la aplicación de la tecnología, o el tratar de hacer proyectos faraónicos que sólo llevan riesgo de cierre anticipado de las iniciativas. Por ello es fundamental tomar este proceso de forma sosegada y perseverar y evitar el riesgo de las modas tecnológicas si no hay un uso o aplicación clara”.
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